Nuestras acciones, pensamientos y oraciones tienen el poder de influir en los decretos celestiales, atrayendo la luz de la curación y la iluminación a nuestras vidas.
En las profundidades místicas de la Torá, el Talmud y la Kabalá, se esconde un conocimiento ancestral sobre un fenómeno espiritual profundo y perturbador: El mal de ojo.